San Anselmo era originario de Aosta, en el Piamonte, en Italia, donde nació en el año 1033. A pesar de ello es más comúnmente conocido como san Anselmo de Canterbury, al haber sido arzobispo de dicha ciudad durante algunos años, donde murió en 1109. Su educación corrió a cargo de los benedictinos, luego de una experiencia poco afortunada con el primero de los profesores a los que fue encomendado, al no haberle sabido transmitir el aprecio por los estudios.
El pensamiento de San Anselmo
Muchos investigadores de la “Historia de la Filosofía” han creído descubrir,
en el
pensamiento de San Anselmo, el verdadero origen de la “Filosofía
Escolástica”.
Con San Anselmo se puede hablar ya de una reflexión filosófica proyectada
desde Dios.
El Argumento de San Anselmo tiene especial importancia porque pone de
manifiesto la elaboración que se realiza sobre el tema del momento: la razón
y la fe. Busca una síntesis entre los dialécticos y los antidialécticos. Su
lema : “ creer para entender”
Sostiene que a la filosofía hay que darle fundamento desde la fe. Y a lo
teológico hay que dotarlo de rigor científico. Lo llaman “a simultaneo”
porque toda la explicación está subsumida en el concepto mismo de Dios. No
está claro si San Anselmo lo propone solamente como ejemplo de aplicación
del discurso dialéctico a la revelación de la existencia de Dios, o si ha
creído encontrar en él una verdadera y real demostración científica, de que
Dios existe. Sea lo que fuere el “argumento a simultáneo” está concretamente
propuesto, en su forma esquemática, de la siguiente manera:
1) El ateo afirma: “Dios no existe”.
2) Cuando hace esta afirmación el ateo entiende que niega la existencia del
ser más
perfecto que puede existir, porque tal es la idea que todos tienen de Dios y
que
lo define en su misma esencia.
3) Pero, como consecuencia de entender lo que niega, ya ese ser de tanta
perfección
existe en la mente del ateo, porque todo lo que se piensa existe en el
pensamiento.
4) Pero, es indudablemente más perfecto existir en el pensamiento y en la
realidad, que existir solamente en el pensamiento.
5) Luego Dios realmente existe, porque de otro modo no hubiera sido su
existencia la
que se negaba.
Los estudios teológicos del siglo XII después de estos avances, buscan dar
mayor rigor al pensamiento católico, y a través de ese proceso se puede
llegar a las “sentencias” que a su vez llevan a la Teología Científica, la
que está dotada de un método específico que garantiza su seriedad.
Asimismo, todo este clima revitalizado de estudios religiosos dio lugar
también a la Teología Mística y la Teología Ascética. La primera, tiene que
ver con la experiencia de los santos de su percepción de Dios; la segunda
habla de las virtudes con las que se llega a la unión con Dios.
Todo los anterior esta acompañado de grandes manifestaciones artísticas, así
como una nueva clasificación de las ciencias.
JUAN ESCOTO ERIGENIA
(c. 810-c. 877) fue un destacado filósofo del renacimiento carolingio.
Fe y razón
Durante toda la Edad Media, las relaciones entre la fe y la razón son un tema recurrente y no lo iban a ser menos en el caso de Juan Escoto Eriúgena. Para él, la fe (o sea, lo que dicen las Escrituras) tienen prioridad sobre la razón, ya que, en última instancia, la razón no puede operar de manera apropiada sin la Revelación. Por ello, la filosofía de Escoto Eriúgena no solo parte de la fe, sino que además mezcla constantemente filosofía y teología.
Filósofo medieval; irlandés de origen, vivió en Francia. Basándose en el neoplatonismo, fundó su doctrina mística que se halla expuesta, ante todo, en la obra «De la división de la naturaleza». Escoto Erigena divide el ser en cuatro naturalezas: 1) la increada, pero creadora: Dios como fuente de todas las cosas; carece de forma, es inexpresable y únicamente es cognoscible a través del ser de las cosas; 2) la creada y creadora: ideas divinas, que aparecen como causas primarias. El mundo de las cosas ha sido creado por Dios de sí mismo y su existencia es eterna; 3) la creada y no creadora: el mundo sensorialmente perceptible, manifestación del mundo ideal único en el conjunto de las distintas cosas; 4) la increada y no creadora: Dios, concebido como fin último de todas las cosas. Escoto Erigena relacionaba la formación de las cosas con la caída del hombre en el pecado, causa de que el hombre se desprendiera de Dios. Mas, con el transcurso del tiempo, llega la redención y la vuelta de todas las cosas a Dios. Por su esencia, el sistema de Escoto Erigena es panteísta y fue condenado por la Iglesia Católica.