Para Avicena, la materia informe no fue creada por Dios y como Dios es eterna. Las formas de las cosas, que están en Dios desde la eternidad, son puestas por Dios en la materia, primero como potencia de las cosas y después como fuerza realizadora de las mismas potencias de seres intermedios que emanan de la Absoluta Unidad o Dios. Uno de estos seres es la primera inteligencia de la que deriva una cadena de efectos, el último de los cuales es el alma de la esfera lunar, a la que está conectado el entendimiento agente, que obra sobre las almas humanas. En el mundo humano o sublunar, el alma de la esfera lunar da a cada cosa la forma que le pertenece según su potencia de captación. Las almas humanas, bajo la acción del entendimiento agente universal, realizan el entendimiento posible o la potencia que le es propia y se constituyen en sustancias inteligentes e inmortales.
Según Averroes, el mundo emana de Dios. A la esfera lunar pertenece el intelecto agente universal, que obra sobre las cosas del mundo sublunar. Todo hombre, además del alma vegetativa y sensitiva, posee una disposición a pensar o entendimiento pasivo. Sobre éste obra el único intelecto activo propio de la esfera lunar, el cual obra sobre las imágenes sensibles formadas por el intelecto pasivo y abstrae de ellas las formas inteligibles. El intelecto activo y único no pertenece, por lo tanto, a ningún hombre y se une sólo accidentalmente con el intelecto pasivo para ponerle en acto las formas inteligibles. Sólo el único intelecto activo impersonal es inmortal, mientras que lo individual y personal muere.
La obra de Aristóteles ocupa toda la especulación árabe, pero de un Aristóteles neoplatonizado y conocido a través de los comentadores helenísticos y los traductores siriacos, así como también a través de obras neoplatónicas atribuidas falsamente al Estagirita. El aristotelismo árabe tuvo una fundamental preocupación religiosa: la interpretación racional del Corán, para establecer las relaciones entre la religión y la filosofía. Hay, entonces, una Escolástica Musualmana, como también una Judaica y Cristiana, correspondiente a las tres religiones que se influyeron recíprocamente.
La filosofía árabe puede dividirse en dos grandes sectores: el de Oriente y el de Occidente. El primero tuvo como centro a Bagdad. Fueron sus representantes más importantes ALKINDI en el siglo IX, ALFARABI en el siglo X, y sobre todo, AVICENA (980-1037), filósofo, teólogo y médico, autor de la importante obra Al-Schefa, una especie de suma de su filosofía, de inspiración aristotélica, también de la llamada Metafísica de Avicena que ejerció gran influencia en el medioevo, del Canon de la Medicina y diferentes trabajos enciclopédicos.
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